Existe cierta fascinación hacia
los asesinos en serie, en especial debido a la imagen que la fantasía nos ha
dejado de ellos. Personajes como Hannibal Lecter, Dexter Morgan o Patrick
Bateman nos muestran a esta clase de personaje con cierta sofisticasión, como
si fueran elegantes depredadores a los que se les debe mirar con una mezcla de
miedo y admiración. La realidad suele ser mucho menos glamurosa.
El concepto de asesino en serie
fue acuñado recién en la década de 1970, aunque hay casos registrados desde la
edad media. Según los forenses y psiquiatras que han estudiado este tipo de
criminales, por lo general presentan los primeros rasgos de su patología en la
infancia. Muchos de ellos fueron víctimas de abusos, y mostraron aficiones
insanas como la piromanía o la tortura de animales. Otro detalle es que es
comùn que muestren casos de enuresis (orinarse en la cama mientras duermen) a
una edad mucho mayor de lo que es común en los niños pequeños.
Otra categorización que se debe
tener en cuenta con respecto a estos asesinos es la de organizados y
desorganizados. Los asesinos desorganizados tienen un coeficiente intelectual
de medio a bajo, quienes se dejan llevar por su instinto homicida de forma
ciega a la hora de ejecutar sus crímenes, realizando luego rituales de tipo
necrofílicos o de canibalismo en los cadáveres de sus víctimas, sin preocuparse
luego por ocultar los vestigios del crimen. Por su lado, el asesino en serie
organizado es un personaje con alto coeficiente intelectual, con una
personalidad tranquila y calculadora, el cual puede estar durante años
planeando un asesinato. Suelen tener un alto conocimiento en técnicas de
investigación, para de esa manera esconder cualquier vestigio que los conecte
con sus asesinatos. Otros son extremadamente narcisistas, buscando notoriedad
con sus asesinatos, de tal manera que para la policía sea un verdadero reto
intentar atraparlos.
Dentro de los casos más notorios
asesinos en serie que hemos tenido a lo largo de la historia podemos nombrar:
Gilles de Rais: Noble francés que luchó junto a Juana de
Arco en la guerra de los 100 años y que violó y asesinó de manera horrenda a
140 jóvenes y niños.
Jack el Destripador: Sobrenombre
para un desconocido asesino que mató y mutiló mujeres en Londres durante el
verano de 1888. Asesinó 5 víctimas.
Ed Gein: asesino y ladrón de
tumbas. Usaba los restos de sus víctimas o de cadáveres que robaba del
cementerio para hacer adorno. Fue la inspiración para asesinos en serie
ficticios como Norman Bates de Psicosis, Leatherface de La Masacre de Texas y
Buffalo Bill del Silencio de los Inocentes.
John Wayne Gacy: Mató y violó
chicos jóvenes usando un disfraz de payaso. Fue una de las inspiraciones para
la creación de Pennywise el payaso.
Ted Bundy: Violador y asesino
norteamericano que se hizo famoso por su histrionismo y por asumir su propia
defensa en su juicio. Fue ejecutado en la silla eléctrica el 24 de enero de
1989.
Más allá de lo que nos muestra la
ficción, la variedad de personalidades y característica de los asesinos en
serie es mayor que el estereotipo del elegante depredador. Lo único que podemos
generalizar para todos es que son monstruos totalmente desprovistos de empatía,
por lo cual no hay nada que los detenga a la hora de hacer daño a alguien.