Existe cierta fascinación hacia
los asesinos en serie, en especial debido a la imagen que la fantasía nos ha
dejado de ellos. Personajes como Hannibal Lecter, Dexter Morgan o Patrick
Bateman nos muestran a esta clase de personaje con cierta sofisticasión, como
si fueran elegantes depredadores a los que se les debe mirar con una mezcla de
miedo y admiración. La realidad suele ser mucho menos glamurosa.